China promete represalias ante la amenaza de Trump de imponer aranceles del 100 %
China advierte represalias si Trump cumple amenaza arancelaria. Disputa por tierras raras reaviva guerra comercial global.
La escalada comercial entre Estados Unidos y China vive un nuevo y crucial episodio. Tras el anuncio del presidente estadounidense, Donald Trump, sobre la imposición de un arancel adicional del 100% a las importaciones procedentes de China a partir del 1 de noviembre, el gobierno chino ha prometido una respuesta contundente para proteger sus intereses y advierte que “no teme una guerra arancelaria”.
Trump endurece su postura: nuevos aranceles y controles a la exportación
El viernes 10 de octubre, Trump comunicó que Estados Unidos implementará un arancel extra del 100% sobre todos los productos chinos, por encima del 30% vigente en muchos sectores, además de imponer restricciones a la exportación de software considerado estratégico hacia China. Esta decisión surge como represalia a las nuevas restricciones chinas sobre la exportación de tierras raras, materiales esenciales para industrias como la tecnológica, la automoción y la defensa.
Según Trump, la medida “entrará en vigor el 1 de noviembre o incluso antes, dependiendo de cualquier acción adicional de China” y justifica la acción por “la postura comercial extremadamente agresiva” de Pekín. Además, el mandatario cuestionó públicamente la utilidad de mantener una reunión prevista con Xi Jinping en Corea del Sur dentro de dos semanas, señalando que ahora “no encuentra razón para ese encuentro”.
China responde: “No queremos la guerra arancelaria, pero tampoco le tememos”
La reacción de Pekín no se hizo esperar. El Ministerio de Comercio de China emitió un comunicado advirtiendo que, si Estados Unidos continúa con sus prácticas unilaterales, “China tomará con toda seguridad las medidas correspondientes para salvaguardar sus derechos e intereses legítimos”. El portavoz enfatizó: “Nuestra postura ante una guerra arancelaria es clara: no la deseamos, pero no la tememos”.
El gobierno chino denunció que estas acciones estadounidenses “han causado grave daño a los intereses chinos y han socavado seriamente la atmósfera de las conversaciones” económicas y comerciales entre ambos países. Pekín también acusó a Washington de “actuar con doble moral” al endurecer los controles a la exportación de materiales y tecnología, incidiendo en que la amenaza y el uso constante de altos aranceles “no es el mejor enfoque para tratar con China, el camino adecuado es el diálogo y el respeto mutuo”.
El epicentro: las tierras raras y la cadena tecnológica global
Detrás de la nueva disputa se encuentra el control de las tierras raras, materiales críticos en la producción de tecnología avanzada, automóviles eléctricos y equipo militar. China domina cerca del 70% de la producción mundial de estos elementos y ha anunciado nuevas restricciones que afectan no solo a la exportación directa, sino también a productos fabricados fuera de China que contengan al menos un 0,1% de tierras raras de origen chino o que utilicen tecnologías chinas en su fabricación. Las empresas extranjeras ahora necesitarán licencia para cualquier exportación bajo esos criterios.
Pekín defiende sus controles como legítimos “para salvaguardar la seguridad nacional” y asegura haber evaluado el posible impacto en las cadenas de suministro internacionales, afirmando que será limitado, aunque reconoce que podría interrumpir industrias clave en todo el mundo.
Consecuencias económicas inmediatas: caída de los mercados globales
La incertidumbre por la nueva escalada arancelaria ha provocado caídas significativas en los mercados financieros internacionales. El anuncio de Trump tumbó el Dow Jones, el S&P 500 y el Nasdaq, con descensos de hasta el 3,6%. Además, el temor a una interrupción en el suministro de tierras raras afecta a sectores tan sensibles como el automotriz, la electrónica y la industria de defensa, incrementando la volatilidad global y el riesgo de una recesión inducida por la guerra comercial.
Un nuevo capítulo en la guerra comercial
Desde 2018, la relación entre ambas potencias ha estado marcada por sucesivas rondas de aranceles y contra-aranceles, con breves treguas y continuos episodios de tensión. En 2025, a pesar de periodos recientes de diálogo, la disputa vuelve a recrudecerse y amenaza con paralizar cualquier avance hacia un acuerdo estable que aporte certidumbre a los mercados y a las cadenas de suministro globales.
Perspectivas y riesgos
La posibilidad de una reunión entre Trump y Xi Jinping permanece en el aire. De materializarse los nuevos aranceles y las represalias anunciadas por China, el conflicto podría alcanzar niveles inéditos, generando graves consecuencias para la economía global. La comunidad internacional observa con preocupación, consciente de que el pulso entre ambos gigantes repercute en la estabilidad, el crecimiento y la innovación tecnológica en todo el mundo.