El cierre del Gobierno obliga a las aerolíneas a cancelar más de 1000 vuelos

Más de 2.500 vuelos cancelados en 48 horas. El impacto económico diario alcanzará $285-580M cuando las reducciones lleguen al 10% a finales de semana.

El prolongado cierre del Gobierno federal estadounidense, que ha alcanzado los 40 días sin precedentes en la historia del país, ha generado una crisis sin paralelo en el sector de la aviación comercial. La escasez crítica de controladores aéreos, quienes continúan trabajando sin recibir salario, ha forzado a las principales aerolíneas a implementar reducciones drásticas en sus operaciones, resultando en la cancelación de miles de vuelos que afectan a millones de pasajeros en todo el territorio norteamericano.

La magnitud de la crisis

Las cifras revelan la gravedad de la situación. El viernes 7 de noviembre marcó el primer día de aplicación de las restricciones mandatadas por la Administración Federal de Aviación (FAA), registrando más de 5.000 vuelos cancelados o retrasados. Apenas un día después, el sábado 8 de noviembre, las cancelaciones escalaron a 1.530 vuelos, con un adicional de 6.000 vuelos experimentando retrasos significativos. El domingo 9 de noviembre, la cifra alcanzó los 2.225 vuelos cancelados, con 7.522 sufriendo demoras.

Para contextualizar la magnitud de esta crisis, en un viernes típico se cancelan aproximadamente 200 vuelos en todo Estados Unidos. Solo cuando hay condiciones climatológicas adversas estas cifras se multiplican. Los números actuales representan un aumento entre 10 a 30 veces superior a lo normal, reflejando una perturbación sin precedentes en la aviación doméstica.

Causas subyacentes: trabajadores sin salario

El núcleo del problema radica en la escasez de personal calificado en las torres de control aéreo. Los controladores aéreos son clasificados como personal esencial, lo que significa que deben continuar laborando incluso durante el cierre del Gobierno. Sin embargo, tras más de una semana sin recibir compensación económica, muchos han optado por reportarse enfermos o buscar empleos adicionales para subsistir.

Según datos preliminares, aproximadamente 2.000 controladores aéreos se han dado de baja bajo diversos argumentos. La Asociación Nacional de Controladores Aéreos reportó que el domingo 9 de noviembre envió 1.000 cartas manuscritas a sus miembros instando al fin del cierre gubernamental. Muchos de estos trabajadores están sujetos a turnos de trabajo obligatorio de seis días por semana sin compensación, situación insostenible que ha generado estrés severo y problemas de salud relacionados con la fatiga.

Medidas de contención y escalada esperada

La FAA ha implementado un sistema de reducciones progresivas del tráfico aéreo para mantener los estándares de seguridad:

  • Viernes 7 de noviembre: Reducción del 4% en 40 de los aeropuertos más importantes del país
  • Martes 11 de noviembre: Aumento a 6% de reducción
  • Viernes 14 de noviembre: Escalada a 10% de reducción
  • Potencial futuro: Hasta 20% de reducción si el cierre persiste

Estas reducciones progresivas reflejan la naturaleza cada vez más grave de la crisis de personal en las torres de control. Según estimaciones de la industria aeronáutica, cuando se alcance la reducción del 10%, el impacto económico diario se situará entre 285 y 580 millones de dólares, dependiendo de la capacidad de las aerolíneas para reasignar pasajeros en vuelos alternativos.

Aeropuertos y aerolíneas más afectados

Los aeropuertos que enfrentan las mayores perturbaciones incluyen Hartsfield-Jackson en Atlanta, Newark en Nueva Jersey, LaGuardia en Nueva York, Chicago O’Hare, San Francisco, Houston y Washington D.C. Estos centros de distribución críticos experimentan no solo cancelaciones sino también retrasos que se propagan en cascada a través de toda la red de vuelos.

En cuanto a las compañías aéreas, Delta, SkyWest, Republic y American Airlines encabezan las listas de cancelaciones y retrasos. American Airlines ha anunciado reducciones de aproximadamente 220 vuelos diarios, mientras que United Airlines redujo de 184 a 168 cancelaciones entre el viernes y sábado, y Southwest Airlines cancela poco menos de 100 vuelos diarios.

Impacto en pasajeros y economía conexa

Las consecuencias se extienden mucho más allá de los aeropuertos. Hertz reportó un incremento del 20% en reservas de alquiler de automóviles de un solo sentido el jueves posterior al anuncio de las restricciones, comparado con el mismo período del año anterior. Algunos pasajeros han optado por cancelar completamente sus viajes, aceptando pérdidas económicas significativas incluyendo depósitos no reembolsables en alojamientos.

La incertidumbre también afecta las reservaciones futuras. Las principales preocupaciones se centran en el fin de semana de Acción de Gracias, que se celebra el último jueves de noviembre, período durante el cual millones de estadounidenses viajan. Si el cierre persiste hasta entonces, la capacidad operativa del sistema aeronáutico podría verse comprometida de manera catastrófica, afectando potencialmente a cientos de miles de viajeros.

Contexto político y perspectivas

El cierre del Gobierno comenzó el 1 de octubre cuando republicanos y demócratas en el Congreso no lograron consenso sobre el presupuesto propuesto por la administración Trump. Con 40 días de duración ya alcanzados, ha superado cualquier cierre anterior en la historia estadounidense.

El Secretario de Transporte, Sean Duffy, ha advertido públicamente que la situación podría deteriorarse significativamente. En entrevistas televisivas, indicó que las reducciones podrían alcanzar el 20% e incluso señaló que el tráfico aéreo podría reducirse “a un hilo” si no se resuelve la crisis. Advirtió específicamente sobre el riesgo de que la situación empeore en los próximos días, especialmente si se aproxima el período festivo de Acción de Gracias sin resolución.

El Senado mantuvo sesiones durante todo el fin de semana del 8 y 9 de noviembre en un intento por llegar a un acuerdo que termine con el cierre más prolongado en la historia del país. Sin embargo, a la fecha de redacción de este artículo, no se ha alcanzado solución alguna.

Conclusión

La crisis aeroportuaria derivada del cierre del Gobierno estadounidense representa un punto de quiebre en la capacidad operativa de una infraestructura crítica. Las cifras de cancelaciones, que han superado 1.000 vuelos diarios en múltiples ocasiones, son indicativas de un sistema bajo estrés máximo. Con reducciones programadas que podrían alcanzar el 10% o más en los próximos días, y considerando la proximidad del período de viajes de Acción de Gracias, la industria aeronáutica y millones de pasajeros enfrentan una situación de riesgo significativo que demanda resolución inmediata del conflicto presupuestario en el Congreso.

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