El inversor que predijo la crisis financiera de 2008 apuesta mil millones de dólares por la caída de la IA

Michael Burry repite historia: $1.100M apostados a que la burbuja de IA explota. El mercado que lo ignoró en 2008 ahora tiembla.

Michael Burry, el legendario inversor que se hizo famoso mundialmente por anticipar el colapso del mercado inmobiliario estadounidense en 2007 y ganar una fortuna durante la crisis financiera de 2008, ha vuelto a los titulares con una apuesta monumental. A través de su firma de inversión Scion Asset Management, Burry ha revelado posiciones bajistas que superan los 1.100 millones de dólares dirigidas contra dos de los actores principales del actual auge tecnológico: Nvidia y Palantir Technologies.

El regreso del profeta de las burbujas

La noticia, que salió a la luz en documentos regulatorios a finales de octubre de 2025, ha provocado un terremoto en Wall Street. La posición de Burry se estructura mediante la compra de opciones de venta (puts), un instrumento derivado que obtiene ganancias si el precio de las acciones cae. Del total invertido, 912 millones de dólares están dirigidos contra Palantir, mientras que 187 millones apuntan a Nvidia. Esto representa aproximadamente el 80% de su cartera de inversión declarada, una concentración extraordinaria que no deja lugar a dudas sobre la convicción del inversor.

El impacto fue inmediato. Las acciones de Palantir se desplomaron más de un 10% tras la revelación, a pesar de que la empresa había elevado sus previsiones anuales de ingresos. Nvidia retrocedió aproximadamente un 2-3% en la sesión de apertura. Solo la mención del nombre de Burry fue suficiente para mover miles de millones en capitalización de mercado, un testimonio del respeto que el mercado tiene hacia su historial de precisión.

La burbuja de la inteligencia artificial

La tesis de Burry es clara: el sector de la inteligencia artificial está extremadamente sobrevalorado y su actual auge es una burbuja especulativa similar a la que precedió a la crisis de 2008. Para fundamentar su posición, Burry no solo confía en su intuición histórica, sino que presenta argumentos concretos basados en datos.

En primer lugar, señala que Palantir cotiza a 450 veces sus beneficios futuros—una cifra absolutamente estratosférica que multiplica por nueve los múltiplos de Nvidia. Como advirtió el analista de Jefferies, Palantir “no tiene margen de error” a estas valoraciones. Incluso con un crecimiento real en su negocio de IA, el analista sugiere que el precio podría estar ya demasiado inflado.

Las comparaciones históricas que Burry ha compartido en redes sociales son inquietantes. Ha publicado gráficos que comparan el crecimiento del gasto tecnológico actual con el de la burbuja de las puntocom del año 2000, así como datos que muestran una desaceleración en la demanda de computación en la nube. Estos indicadores apuntan hacia una inversión desmesurada no justificada por los resultados reales.

La brecha entre hype y rentabilidad

Quizá el argumento más contundente en favor de la tesis de Burry proviene de fuentes académicas y empresariales respetadas. Un informe del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) publicado en agosto de 2025 concluyó que la mayoría de las inversiones en IA no generan retorno alguno para las empresas que invierten en ella. Según algunos análisis, el 95% de las empresas que invierten en IA no obtienen resultado real de sus inversiones.

David Solomon, el director ejecutivo de Goldman Sachs, expresó una preocupación similar, afirmando que gran parte del capital invertido en IA “no generará rentabilidad”. Incluso Sam Altman, el CEO de OpenAI, uno de los mayores beneficiarios del entusiasmo por la IA, reconoció durante el verano que los inversores podrían estar “demasiado entusiasmados” con la tecnología.

La fiebre del oro y el capital descontrolado

Los números de inversión en el sector revelan por qué Burry está tan preocupado. De acuerdo con datos de PitchBook, los inversores de capital riesgo estadounidenses han invertido 161.000 millones de dólares en startups de IA solo en lo que va de 2025. Lo más alarmante es que dos tercios de este capital se han destinado a apenas 10 empresas, generando concentraciones de riesgo sin precedentes y alimentando un ciclo de sobrevaloración masiva.

Esta dinámica recuerda peligrosamente a épocas anteriores de exceso especulativo. La riqueza concentrada en pocas empresas, los múltiplos de valoración desconectados de la realidad económica y la fe casi religiosa del mercado en una tecnología “transformadora” son características que han precedido a cada gran colapso bursátil de las últimas décadas.

El pulso entre Burry y Karp

La reacción de Alex Karp, el director ejecutivo de Palantir, fue particularmente reveladora. En una entrevista con CNBC, Karp calificó la apuesta de Burry de “completamente loca” (batshit crazy), argumentando que apostar contra Palantir es “apostar contra toda la inteligencia artificial”. Sin embargo, el tono de la respuesta—muchos observadores describieron a Karp como “visiblemente preocupado”—sugiere que la apuesta de Burry golpeó un nervio sensible.

Karp defiende que Palantir representa un “crecimiento real y sostenido” con tecnología sólida y contratos potentes. Según él, la empresa también está realizando nuevas alianzas estratégicas con Snowflake, Nvidia y Lumen para fortalecer su posición. Sin embargo, mientras que el CEO habla de calidad, el mercado sigue enfocado en valuaciones: ¿a qué precio es justo pagar 450 veces los beneficios futuros?

Una advertencia criptográfica

Días antes de la revelación de sus posiciones, Burry publicó en X (antiguo Twitter) un mensaje críptico que muchos interpretaron como una referencia directa a su apuesta. Compartió una foto de Christian Bale interpretándolo en la película “The Big Short” y escribió: “A veces vemos burbujas. A veces hay algo que se puede hacer al respecto. A veces, la única jugada ganadora es no jugar”.

Este mensaje encapsula la filosofía de Burry: no se trata simplemente de identificar una burbuja, sino de actuar sobre esa identificación cuando se presenta la oportunidad. Para Burry, las señales de sobrevaloración en la IA son claras como el agua, y su posición corta es su declaración de intenciones.

El gran debate de Wall Street

El enfrentamiento entre Burry y Karp simboliza el gran debate que actualmente divide a Wall Street: ¿la inteligencia artificial está construyendo un nuevo paradigma tecnológico duradero, o es la próxima burbuja especulativa a punto de estallar?

Los optimistas arguyen que la IA transformará la economía global, justificando multiplicadores de valoración sin precedentes. Los pesimistas, encabezados por Burry, sostienen que la mayoría de las inversiones actuales son ilusorias, sostenidas por euforia y relaciones cruzadas entre empresas más que por retornos reales. Incluso hay análisis que sugieren la existencia de “financiación circular"—donde empresas de IA como Nvidia financian indirectamente a sus clientes para que estos compren más chips, inflando artificialmente la demanda.

La lección histórica

Lo que es indudable es que Burry tiene un historial extraordinario de precisión en la predicción de burbujas. Su éxito en 2008 no fue una casualidad, sino el resultado de un análisis riguroso de datos de mercado que otros ignoraban. James Kardatzke, cofundador de Quiver Quantitative, señaló: “Michael Burry tiene un historial de realizar grandes apuestas bajistas cuando percibe una burbuja, especialmente antes del desplome del mercado inmobiliario de 2008. Esta nueva información sugiere que ahora cree que existe una burbuja de inteligencia artificial que está a punto de estallar”.

Perspectivas futuras

El 2026 será un año decisivo. Si Palantir y Nvidia logran mantener su ritmo de crecimiento real, demostrando que sus negocios de IA son sostenibles y rentables, las posiciones de Burry podrían resultar erróneas—aunque muchos analistas dudan de que el mercado continúe dispuesto a pagar múltiplos tan extraordinarios cuando la euforia inicial comience a enfriarse.

Por otro lado, si Burry tiene razón y la burbuja estalla, su apuesta de 1.100 millones de dólares podría convertirse en ganancias multimillonarias, reafirmando una vez más su merecida reputación como uno de los inversores más visionarios de nuestra era.

Lo que es cierto es que el mercado ha comenzado a escuchar. Y cuando Michael Burry habla, incluso a través de documentos regulatorios silenciosos, Wall Street tiembla.

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