Las acciones superan a los bonos y al oro en 200 años, según un estudio
Rentabilidades reales: las acciones triunfan claramente||El poder del interés compuesto a largo plazo||Diferencias geográficas: Estados Unidos y Suecia lideran||La importancia de las valoraciones iniciales||Períodos excepcionales: cuando el oro brilla||Perspectivas futuras: desafíos por delante
Un exhaustivo análisis de Deutsche Bank sobre dos siglos de rentabilidad de activos, que abarca datos de 56 economías desde principios del siglo XIX, confirma la superioridad histórica de las acciones como inversión a largo plazo, superando ampliamente a los bonos gubernamentales y dejando al oro en una posición muy distante.
Rentabilidades reales: las acciones triunfan claramente
El estudio, dirigido por Jim Reid y Galina Pozdnyakova, analistas jefes de investigación macroeconómica de Deutsche Bank, revela que durante los últimos 200 años, las acciones han generado rentabilidades reales del 4,9% anual, ajustadas por inflación. Esta cifra supera considerablemente a otros activos tradicionalmente considerados seguros o refugio.
En comparación, una cartera tradicional 60/40 (60% acciones y 40% bonos) ha proporcionado rentabilidades del 4,2% anual, mientras que los bonos gubernamentales han ofrecido rendimientos del 2,6% anual. El oro, a menudo promocionado como reserva de valor, ha quedado dramáticamente rezagado con apenas un 0,4% de rentabilidad real anual durante este período de dos siglos.
“La historia demuestra que los inversores han sido consistentemente recompensados por asumir riesgos y capitalizar los dividendos y cupones disponibles en acciones y bonos”, afirman los analistas de Deutsche Bank en su informe.
El poder del interés compuesto a largo plazo
Para ilustrar la magnitud de estas diferencias, una inversión hipotética de 100 dólares en 1926 habría resultado en cifras radicalmente distintas para finales de 2023. El capital invertido en acciones se habría multiplicado hasta alcanzar aproximadamente 749 dólares (ajustado por inflación), mientras que la misma cantidad en bonos gubernamentales a 10 años habría crecido solo hasta 7,03 dólares. En el caso del oro, el rendimiento habría sido de apenas 5,35 dólares.
Esto significa que las acciones superaron a los bonos gubernamentales en una proporción de 107 a 1, y al oro en una impresionante relación de 140 a 1 durante este período de casi un siglo.
Diferencias geográficas: Estados Unidos y Suecia lideran
El análisis de Deutsche Bank también revela importantes variaciones geográficas. Estados Unidos y Suecia han sido los mercados de mejor rendimiento, con rentabilidades reales de acciones superiores al 7% anual durante el período estudiado. Estos resultados excepcionales se atribuyen a la estabilidad institucional, el desarrollo de mercados de capitales profundos y el crecimiento económico sostenido.
En contraste, el efectivo mantenido literalmente sin invertir habría perdido un 93% de su valor debido a la inflación acumulada. Esta dramática erosión del poder adquisitivo subraya la importancia crítica de invertir para proteger y hacer crecer el capital a largo plazo.
La importancia de las valoraciones iniciales
Sin embargo, el estudio de Deutsche Bank incluye una advertencia crucial: las valoraciones iniciales importan significativamente. Los mercados que comienzan desde valoraciones bajas tienden a generar rentabilidades robustas a largo plazo, mientras que aquellos que parten de valoraciones elevadas frecuentemente tienen rendimientos inferiores.
Durante los últimos 70 años, las carteras construidas con acciones de baja valoración han superado a aquellas basadas en acciones de alta valoración por casi 9 puntos porcentuales anuales. Esta diferencia acumulada puede resultar extraordinaria para los inversores a lo largo de décadas.
“Es la excepción, no la norma, a nivel internacional e histórico”, advierten los investigadores de Deutsche Bank sobre el actual mercado estadounidense, que ha generado rentabilidades excepcionales a pesar de valoraciones elevadas. El S&P 500 ha subido un 17% en 2025, desafiando las expectativas basadas en valoraciones históricas.
Períodos excepcionales: cuando el oro brilla
Aunque las acciones dominan en el larguísimo plazo, existen períodos significativos donde otros activos han brillado. Durante la “década perdida” de 2000 a 2009, las acciones registraron rentabilidades negativas mientras el oro ganó más del 200%. De hecho, desde enero de 2000 hasta diciembre de 2024, la rentabilidad anualizada del oro fue superior a la del S&P 500 y a los índices tecnológicos NASDAQ Composite y NASDAQ 100.
Estos períodos de estrés tienden a favorecer al oro, especialmente cuando las acciones sufren caídas profundas y otros diversificadores como los bonos también flaquean. El contexto de cartera también resulta crucial: el oro, por su baja correlación con acciones y bonos, ha mejorado los resultados ajustados por riesgo incluso cuando su rentabilidad absoluta quedó rezagada respecto a las acciones.
Perspectivas futuras: desafíos por delante
A pesar del historial estelar de las acciones, el informe de Deutsche Bank advierte que el crecimiento económico más lento podría atenuar las ganancias futuras. Los analistas señalan que factores demográficos, niveles de deuda gubernamental sin precedentes y posibles cambios en la ortodoxia económica podrían alterar los patrones históricos de rentabilidad.
Reid y su equipo sugieren que los inversores no deberían asumir automáticamente que las rentabilidades pasadas garantizan resultados similares en el futuro. Sin embargo, el mensaje fundamental permanece: para horizontes de inversión verdaderamente largos, las acciones han demostrado ser la clase de activo más efectiva para construir riqueza, muy por encima de los bonos y sustancialmente más allá del oro.